El misterio de la inscripción

Recomendación: se recomienda leer este texto en versión desktop o tablet, y no mobile, debido a la presencia de capturas de pantalla de correos electrónicos personales.

Abril 2020

Miento cuando digo que te miento cuando digo que te miento cuando digo
que me hace falta espacio.

Viva Suecia

Sigo sin poder dar crédito: lo que dijo la vidente se está dando. Y no es siempre favorable a mis intereses. Recuerdo que en una de las tiradas de cartas, comentó: no te fijes en las palabras que definen los arcanos. Fíjate en el dibujo, quiero decir en sus símbolos. Luego fíjate en el color, y fíjate también en la forma. Fijarse en la forma es, valga la redundancia, una forma de holopensamiento. Y yo no empecé este diario para pasar el rato. Sino para elaborar el misterio de la forma y, con ello, elaborar a su vez mi forma, y de alguna forma mostrar la elaboración, su alquimia práctica, en esta web, en sus contenidos, en su arquitectura interna, en su interpolación taxonómica, en la supra-estructura misma que subyace a este dominio abstracto. 

Un experimento de holopensamiento

En tiempo de confinamiento, practicar todas las disciplinas artísticas. Por lo que sea, he vuelto a afinar la guitarra, he dibujado, he construido con piezas geométricas pequeñas edificaciones en medio de la sala. La soledad me ha permitido, sin interrupciones (mis dos compañeros de confinamiento, enamorados, respetan mi excentricidad como yo respeto su retozamiento) encadenar la práctica de disciplinas. Ahora escribir aquí, ahora un dibujo, ahora unas notas confusas (o no) en la guitarra, ahora una nota de voz en whatsapp (me he aficionado, en medio de la madrugada, a mandar pequeñas historietas a mis amig@s, quienes suelen contestarme desde la cama al cabo de las horas, con esa voz suave y cariñosa que prefiero siempre, la de la cama después del sueño). No importa la cuestión técnica: si dibujo mal o si compongo una barbaridad con la guitarra. La técnica, por Dios, es secundaria. La técnica itself no es nada. Es como el sexo sin amor. Como el tomate sin gusto de los supermercados: perfecto en la exterioridad, vacío en su centro (me remito a la imagen de la alcachofa). Lo que he sentido, más bien, es que hay una manera en la que hago arte, y una manera en la que sólo produzco objetos inanimados. Esta es la distinción para mí. Asignarle un significado concreto al término arte, y por extensión a lo que significa crear. Porque cuando una madre crea a su hijo, en la simbiosis y la sucesiva alquimia de la separación, lo que era uno pasa a ser dos, lo que era interior se hace exterior, el hijo, y desde fuera, te cambia. La experiencia más contundente que tengo de esto es el dibujo. A falta de ser madre y a falta de ser mujer. Disciplina que he recuperado en este confinamiento. Dijbujo en la madrugada, momento al que me he aficionado y que me ha llevado al extremo, el otro día, de despertarme antes de que mis compañeros de piso se fueran a dormir (sábado rumboso, eran las tres de la mañana). Cuando he dibujado, mientras lo hacía, y aunque no dibujaba nada específicamente relacionado con aspectos de mi vida, me ha dolido el pecho, he revisitado y revivido recuerdos, y he llorado en la oscuridad. Mientras ejercía la materialización de una forma exterior (y lo hacía a su vez, con un ritmo y un movimiento, el trazo de la mano en el aire, formas dentro de formas dentro de formas), el dibujo, mi química entera estaba en ebullición. Como lo ha estado en algunos sueños lúcidos. O siempre que estoy aquí, también en medio de las madrugadas de esta primavera de confinamiento, escribiendo.

Años atrás, cuando viajábamos, yo no tomaba fotos. Era ella quien lo hacía. Yo solía llevar cuadernos que nunca terminaba en los que anotaba en una especie de diario nuestro día a día y hacía dibujos. Nuestro viaje a Galicia fue uno de nuestros mejores viajes. Hicimos muchas fotografías y dibujos. De alguna forma, para mí, fue trascendental. En él se representaron todos los aspectos de la trama. Al regresar a Barcelona, perdimos las fotografías porque nos robaron el móvil y no llegamos a descargarlas, y ahora tan solo quedan los dibujos. Son doce piezas minúsculas que disponen el hueso de una fantasía arcádica. Al verlos recuerdo que cada vez que nos parábamos en algún lugar a contemplar y yo dedicaba un rato al dibujo, en todo mi cuerpo disminuía la tensión interna, la ansiedad salvaje que, entonces, me dominaba. Era como tomarse un psicofármaco directo en vena. Después de aquel acto esporádico se daba también otra magia, pues sabía amar mejor al otro.

Conclusiones colaterales: decir que uno es escritor, o artista conceptual, o ilustrador, o constructor de inmuebles con arte, es ridículo. Hay que simplificar y deshacer todos estos nichos que, por otro lado, sólo son fundamento para la edificación de nidos de narcisistas (todos son iguales: el nicho de los escritores, de los editores, de los SEO Specialist, de los guardias de seguridad, de los artistas conceptuales, etc, as far as i know): ¿uno crea vida, o bien fabrica cadáveres? Checkea tu Instagram y date cuenta de lo fácil que es distinguir una cosa de otra. Se siente por dentro. 

¿O no?

Conocer la distinción permite sobrevivir con fuerza en y por medio de, con el fin de su transformación final, El Capital. 

Para darme forma, hablo de mi vida. Escribo sobre ella. Y aunque no he dejado de hacerlo desde que tengo uso de razón (en cartas, diarios, dibujos, grabaciones), sólo ahora (desde noviembre de 2019) y entre 2003 y 2005, lo publico en un blog. Si lo publico en un blog, y además vinculo este blog con un Instagram y un Facebook, es porque entiendo que el misterio de la inscripción va ligado, a su vez, al misterio de la lectura de dicha inscripción, y al misterio de la imagen. Como se observa: mucho misterio junto hay aquí. Mucha categorización confusora.

Quiero ser concreto. Solo hay un misterio: el misterio de la forma. Como sólo hay un secreto: el secreto del amor. En la intuición que surge de ambos está implícita la técnica para empezar a encontrar el self. 

En ambos misterios están todos los misterios, pues. Vamos a dejarlo así por convención. Reducido a la tontería no tan tonta, si ascendemos hacia arriba, del misterio de misterios, del Santo Grial de lo primero. El misterio, incluso, que subyace a lo misterioso. La parte contratante de la parte contratante, igual a la parte contratante de la parte contratante.

Arqueología del correo electrónico: forma y expresión

Me guío por una intuición. Entre 2013 y 2019 todos mis correos electrónicos tienen una forma concreta. Son mazacotes de un solo párrafo. Durante varios años, pocos puntos y aparte. Voy a compartir algunas capturas, a modo de arqueología de la forma, del archivo de más de tres mil textos (de múltiple extensión) que conforman las cartas y mensajes, casi siempre nocturnos e intempestivos, que contiene mi correo electrónico actual, victorbalcells@gmail.com, y mi correo electrónico segundo, victor_balcells@hotmail.com (como en toda mitología hay un correo primordia, pre big-bang, ulukay99@hotmail.com, cuyo contenido se ha perdido en las fauces trituradoras de Microsoft).

Hablo de correos electrónicos también como inscripción, una forma distinta pero de efecto equivalente, a la escritura sobre la materia moldeable.

Un ejemplo de "mazacote de párrafo único". La parte final de un correo a mi hermano Carlo, noviembre de 2015, primeras percepciones del síntoma de una neurosis:

captura uno

Es curioso (un excurso) porque en la respuesta de mi hermano ya tratábamos temas los temas mistificantes y herméticos que atañen directamente a la concepción de este diario: 

Si sigo la correspondencia hacia arriba, encuentro cómo, desde 2013 hacia atrás, aparece un cambio. Ya no son largos párrafos. Durante algunos años son párrafos breves pero altamente emocionales (luego empezó a llegar una frialdad en el estilo y en la fuerza, en correspondencia con la aparición de la neurosis). Contienen amor, me doy cuenta ahora al revisar la correspondencia con Carlo. Me pregunto qué significa. Qué implica la forma misma de composición de la pieza escrita, lo que sería el caligrama. Y el contenido que se imprime, lo que se transmite del acto del pensamiento al grabado sobre el texto (aunque sea digital, aunque eso lo matizaremos luego).

carlo gervasoni balcells

Documento de mi segunda visita a una bruja poderosa

Más atrás en el tiempo, 30 de noviembre de 2009. La forma se fragmenta en listados, párrafos sueltos, mayor dinamismo. Como una extraña magia, surcando el archivo caótico, sobre todo en hotmail y a medida que se asciende hacia el pasado, he encontrado un resumen de "lo que dijo" Claudia, una vidente que, en nuestro primer encuentro de seis en siete años, fue clarividente en muchos aspectos, incluso a años vista (traslados, amores, trabajo, etc, se sigue cumpliendo aproximadamente en sus tiempos todo), y también acerca del pasado (vuelvo a dejar la referencia a mi última visita significativa a una vidente, ya en 2020). 

captura pantalla

Por seguir el hilo de la cadena, y encadenarlo a su vez con el tema, el holopensamiento, Carlo deja un párrafo memorable en torno a la contradicción entre concretar el fin de un amor, o bien perpetuarlo para no dañar al otro. Entonces Carlo no había cumplido ni siquiera veinte años. Gran escritor secreto. Y pensador primero, práctico y encarnado, ser mágico por dicha gracia, del holopensamiento. Yo sólo soy su seguidor en este ámbito. En todos los demás: soy su hermano.

¿Cuál es la alquimia de la inscripción? Creo que el hecho reside en el proceso. Por ejemplo, en el proceso mismo de redactar este texto y recopilar estos correos en capturas de pantalla. La misma elección es ya símbolo de algo. Lo que aflora en esta arqueología, mientras la ejecuto, no me es en absoluto indiferente. Al mismo tiempo, clave de la noción de arte que quiero concretar, estoy dando forma a un material exterior disponible, en la medida en que lo configuro en una nueva narración interna. Nada asegura que sea cierto que mis correos fueran parrafotes unos años, y antes ligeras listas, y antes lo que fuera. Tal vez es sólo una invención constructora mía. Pero es sintética y materializa un nuevo objeto dentro de los objetos. Esa es otra de las claves. En la medida en que, como sabemos, no existen los objetos más allá de la consciencia.

Amélie Nothomb dixit

Hay otro texto algo sesudo en esta web que trata de analizar el fenómeno y el poder de la inscripción desde otro punto. En ese texto hago referencia a una curiosa afirmación vista en una entrevista a Amélie Nothomb, novelista que aprecio. En dicha entrevista Nothomb cuenta cómo se levanta a las 4 de la mañana (como yo desde hace dos meses) y cómo escribe, desde 1994, cuatro novelas al año (no como yo, en este caso). Dice que en los últimos 26 años sólo un día a fallado a la cita con el despertador. Por lo que, añade, "tengo cierta experiencia en el tema de la escritura". Y sigue: "y puedo decir que escribir es algo peligroso". La entrevistadora pregunta "¿por qué?". Nothomb, muy seria, detalla: "porque lo que escribo ocurre". 

That's true. Yo tengo 14 años de experiencia en escritura diaria (no novelas o gran literatura, lo siento, muchos años tan solo SEO vacuo y robótico). Y es cierto, lo que se moldea formalmente en el texto, prefigura lo que luego será. Lo compruebo cada vez que vuelvo a leer algo de lo que he publicado. No se trata de que uno "escriba los hechos" que ocurrirán. Se trata de que, cuando uno escribe en las potencias, es el estado mental -no hechos concretos, insisto- que se imprime sobre el texto el que todavía no ha llegado. Esto sólo se puede comprender leído a posteriori, pasados algunos años.

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amelie nothomb letra

Si sigo ascendiendo en el archivo de correos electrónicos, lo que observo es que aumenta la fragmentación, también del discurso. En el siguiente extracto, de 2007, hace ya 13 años, el estilo más bien robusto que he mantenido en los últimos años (y particularmente deshinibido -y por eso, mejor- en los correos electrónicos) pierde su consistencia, de alguna forma va perdiendo su técnica. Hay erratas, faltan espacios, el ritmo no acaba de tener sentido, ni música interior (ojo, no digo que ahora lo tenga y se haya adquirido por completo, pero el contraste es manifiesto).

correo electronico

En cambio, me llama la atención la consistencia de Carlo. Él es cada vez más joven y, por decirlo así, más pequeño, pero incluso en sus correos más remotos e infantiles sigue habiendo una escritura feroz, precisa, potente, como pocas veces he conocido. En ese año 2007 hicimos un mítico viaje a Grecia que nos transformó debido a graves sucesos paranormales. Estas son sus reflexiones en torno al descubrimiento del amor. A mí me dejan sin palabras, muto.

De hecho, si sigo rastreándome hacia arriba, lo que empiezo a encontrar en mis correos son onomatopeyas. El rasgo de lo simiesco. Muchos "jajaja" interpolados para ensalzar sin sentido lo que ya se bastaba por sí mismo. Ingenuidad pusilánime, pretenciosidad, vacío conceptual desparramado (aunque una intrepidez precoz a celebrar). Un ejemplo rápido y tonto, tomado de una correspondencia de 2006 a una tal Marta, estudiante de medicina que había cursado, dijo, "todas las asignaturas de libre elección sobre sexo que existen". En esta tesitura le escribía desde París:

Y acabo con una coda final, un mensaje antiguo, de nuevo a Carlo. Al volver a leerlo, en su tono, su forma interna emocional constante a través de los años, me recuerda por qué quiero tanto a mi hermano y mi hermana.

Semejanzas formales: lo que se parece entre sí

Está claro que especulo. No sigo en esta entrada, a diferencia de otras, niguna referencia bibliográfica, y además toco algunos temas que, hasta donde sé y me confirman amistades especializadas a las que consulto, han sido ya tratados por personas de autoridad. Pero esto es para mí también la esencia de la forma del diario, espacio libre, flotante, desligado del pensamiento. A riesgo de que sea equivocado, lo defiendo como literario.

Sin embargo, algo me resulta palpable. La extraña y extravagante idea de que todo se parece a todo. Sólo podemos intuirlo, pero comentaba hace unas semanas, en una llamada con una antigua conocida, Cristina, cómo ciertas experiencias de la locura consuman precisamente la percepción directa de ese: todo se parece a todo. Que es lo mismo que decir: cualquier cosa está dentro de cualquier cosa, y además se le parece. Por la visualización misma de la estructura que nos subyace, el fractal, esto tiene que ser cierto. ¿Pero hasta qué punto?

fractal

Pase lo que pase, no hay ninguna representación visual para nuestros ojos y entendimiento -consciente y razonado, en el lenguaje- que muestre la verdadera naturaleza multidimensional del fractal (lo que vemos arriba, representado). Porque esta multidimensión implica al mismo espacio tetradimensional (incluyo al tiempo como propiedad que, esencialmente, negamos en este diario esotérico, por el momento), que no puede pensarse sino fragmentado en partes. Odiamos las partes. No nos gustan las categorizaciones.

Y sin embargo pretendemos seguir siendo seres morales. Esta va a ser la principal dificultad de adoptar formas elevadas de holopensamiento. El manejo de la paradoja.

Al revisar el propio texto de arriba, la revisión arqueológica de la forma en mis correos electrónicos a Carlo, no veo sino una representación, por ejemplo, de esto:

big bang

Y al mismo tiempo, el isomorfismo es multidireccional y sinestésico. Por lo que es posible la convivencia formal de toda contradicción. Pues no hay contradicción sino paradoja. Y se trata, finalmente, de pensar en esos términos. La forma conjunta de mi regresión en el estilo a medida que ascendemos por los años hacia mi juventud (frente al estilo vigoroso y sólido de Carlo), me hacen pensar al mismo tiempo en esto:

Si el fractal es multidimensional, todo referenciaría a todo en un hipotético estado supremo de consciencia (el de unidad con Dios, un aleph). Obsérvese que el poeta genuino (no el mercanchifle de nicho), Hölderlin, por ejemplo, logra en la construcción de su forma tensiones entre semejanzas sutiles, casi vaporosas. El poeta burdo, en cambio, es como Google, lo referencia todo por contigüidad. No hay saltos. No hay vacíos interpuestos en los que manipular la energía. La semejanza es una cadena, no un holograma. 

Este diario esotérico promueve acabar con esto. Cómo, pues ya lo veremos.

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