Tangerine Secrets: Sobre la naturaleza toroidal de la realidad
Piensa por un momento en el encaje entre dos formas fundamentales del magnetismo: el toroide y el hiperboloide:

Por otro lado, piensa en la imagen de una mandarina una vez ha sido ya despojada de su piel. Si tienes la posibilidad, hazlo táctil con tus propias manos al pelar una mandarina que tengas en tu casa. Cómprate una mandarina para leer este texto, si lo prefieres. Pero date cuenta de lo esencial:

La mandarina es un toroide. Como es un toroide, su contraimagen es el hiperboloide. Aquello que, en la mandarina no es más que vacío (el hueco que vemos en su centro, y que la atraviesa de arriba abajo), es un hiperboloide.
Si mantenemos la abstracción geométrica, podemos ver que el campo magnético de la Tierra es también un toroide, y que por su existencia se forma a su vez un hiperboloide:

Representación del campo magnético de la Tierra sin la incidencia del Sol
Ahora que hemos visto la representación, quiero recuperar las palabras de una persona significativa este 2020. De todos los años de mi existencia, este ha sido el año en que más he aprendido. Un año, también, te importantes decisiones. Que termina ahora sin grandes artificios, tan solo conmigo en la despensa de una cocina, sosteniendo el cuerpo pelado de una mandarina que voy a comerme mientras evoco lo que escuché un día, hace meses:
Las personas sólo comprenden la parte toroidal del campo magnético. Es más complicado comprender la parte complementaria que es el hiperboloide (por analogía, similar a la forma de un reloj de arena) y que se dibuja sobre el vacío de la mandarina. Sobre cada uno de sus polos tenemos dos burbujas invisibles, y de esas burbujas vamos hacia dentro como si de un embudo se tratara hacia el punto interior central de la mandarina, que es vacío, y que a su vez es la representación del contra-espacio, un punto donde tanto el espacio como el tiempo, medidas secundarias, se desvanecen. No se puede entender la electricidad sin comprender la noción de contra-espacio. Lo que da fuerza al toroide de la mandarina para que adquiera su forma es el plano de inercia o el nexo de contra-espacio que hay en su centro. El vacío central es el núcleo de la creación de la tridimensionalidad.
La importancia del vacío como concepto lleno es algo que ya tienen en cuenta las tradiciones filosóficas más antiguas. Lo vemos en muchos pasajes del Tao Te King, por ejemplo.
Treinta radios convergen en el centro de una rueda, pero es su vacío lo que hace útil al carro. Se moldea la arcilla para hacer una vasija, pero de su vacío depende el uso de la vasija. Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa, y es el vacío lo que permite habitarla. En el ser centramos nuestro interés, pero del no-ser depende la utilidad.

Vemos, pues, que diversas imágenes y razonamientos análogos nos llevan a una misma pregunta: ¿Cómo debemos comprender ese vacío lleno que es una fuerza generadora desde su nulidad?
Hay varias soluciones prácticas a este enredo mental. Si eres creador, habrás dado con una de esas soluciones pero tal vez la hayas pasado por alto. Cuando estamos escribiendo un texto y llegamos a un punto de bloqueo en el que no podemos avanzar (nos quedamos atascados en la trama, no sabemos qué decir, o se presentan problemas en la estructura cuya solución desconocemos), la acción más poderosa es la retirada. Dejar de pensar en la cosa es lo que permite que la cosa encuentre los caminos de su resolución. Un ejercicio práctico sencillo consiste en, una vez se presenta el problema en la creación, abandonar del todo el acto, e incluso su pensamiento. Echarse en la cama, meditar, dormir, entregar la mente al vacío para comprobar, horas después, al despertar, que la solución está en nuestra cabeza, entera, sin que en ningún momento hayamos realizado un proceso de reflexión para llegar a ella.
La acción del vacío no es medible desde los presupuestos que conocemos. Lo único que sabemos es que, en situación de vacío o de vaciamiento, hay creación / acción por detrás que nos devuelve algo. Muchas tradiciones (más o menos sofisticadas) señalan la idea de "dejar ir" para que algo pueda constituirse. El propio modo del pensamiento obsesivo es contrario a la idea de vacío o vacíamiento. Por lo que parece natural que, si consideramos que los pensamientos también son cosas, un pensamiento obsesivo enfocado a resolver un problema no genera, de base, las condiciones naturales para que se produzca su solución.
De no existir el vacío que la posibilita, no habría mandarina. Esta es la esencia de esta reflexión libre y especulativa.