El intercambiador del metro de Diagonal es un espacio de pruebas de cuestiones de Smart Cities. El término suele venderse bajo el paraguas del ecologismo y la sostenibilidad, pero el motor sigue siendo el capital. En esa estación vimos por primera vez cómo la empresa encargada de la publicidad en el metro ubicaba sus paneles led, dejando atrás así los anuncios estáticos a favor de un carroussel lumínico de anuncios sucesivos. Otro experimento es el que vemos en el vídeo. Aprovechar el movimiento del tren en el interior del túnel para proyectar en la pared fotogramas visibles desde el interior del vagón. El panel se encontraba en ese momento en fase de pruebas y lo que se proyectaba en la pared no era un anuncio. Aunque lo parecía, la tortuga marina que durante meses surgió tras los cristales en mi camino hacia el extrarradio, no desembocaba en un anuncio de compañía aérea o cadena de hoteles. Aquella tortuga no era otra cosa que sí misma en la proyección. Desde el vagón la veíamos nadar a contracorriente, plácida, en las polvorientas paredes. Ese nadar en dirección contraria a la nuestra era lo que me parecía significativo. 

Ahora solo se proyectan anuncios.